Llueve en el mar con murmullo lento.
La brisa gime tanto, que da pena.
El día es largo y triste. El elemento
duerme el sueño pesado de la arena.
Llueve. La lluvia lánguida trasciende
su olor de flor helada y desabrida.
El día es largo y triste. Uno comprende
que la muerte es así... que así es la vida...
Sigue lloviendo. El día es triste y largo.
En el remoto gris se abisma el ser.
Llueve... y uno quisiera, sin embargo,
que no acabara nunca de llover.
Leopoldo Lugones
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